El proceso de la evangelizacion segun el Directorio para la catequesis

El Directorio Para la Catequesis, publicado por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización en marzo de 2020, analiza con detenimiento el proceso de la evangelización, definida como un «proceso eclesial, inspirado y sostenido por el Espíritu Santo, por medio del cual el Evangelio es anunciado y difundido en todo el mundo».

A lo largo del Directorio, hay continuas referencias a este tema tan delicado y urgente de formar cristianos, de hacer discípulos misioneros.

Los números 31-37 del Directorio explicitan que “la evangelización consta de varias etapas y momentos, que pueden repetirse si es necesario, con el fin de proporcionar el alimento evangélico más adecuado para el crecimiento espiritual de las personas o comunidades…”.

El Directorio enumera tres momentos en la formación de un discípulo:

  • Momento 1º La acción misionera: Engendrar la fe (anuncio y aceptación)
  • Momento 2º La acción catequético-iniciática: Crecer en el seguimiento de Jesús
  • Momento 3º La acción pastoral: Madurar la vocación y misión hacia la santidad

Lo que hemos detectado en los últimos años es que el momento primero de la acción misionera suele faltar en la mayoría de las Parroquias, movimientos y comunidades cristianas.

¿Qué es exactamente la ACCIÓN MISIONERA? Es ni más ni menos que la invitación a creer, a reconocer a Jesús como Señor de la historia y de la propia existencia. Esta acción misionera es desconocida en el 99,9 % de nuestras comunidades, porque en los últimos siglos esta tarea primera de engendrar en la fe, se ha venido haciendo en el seno de la familia, de la escuela y del ambiente popular. Pero desde hace unas décadas esta transmisión se ha roto puesto que esas tres matrices de la fe han quebrado.

Las Parroquias continuamos como si nada hubiera pasado y seguimos comenzando nuestros procesos con el MOMENTO 2º, la catequesis o la formación que lleva a los sacramentos de iniciación cristiana.

A pesar de los esfuerzos de varios años, con los mejores métodos y recursos disponibles, constatamos que sólo una escasa minoría de los supuestamente “iniciados” perseveran en la comunidad y en el seguimiento de Jesús. ¿Qué está pasando? ¿Qué falla en nuestro proceso de hacer cristianos que hasta hace unas décadas ha funcionado perfectamente? Ha pasado un cambio de época, que ha conllevado transformaciones profundas de todo tipo y que han erosionado el sistema armónico de la cristiandad, dejándolo inservible.

El catequeta italiano Enzo Biemmi recoge una cita de los Obispos italianos que ilumina el problema a la perfección:
“Nuestra actual situación pastoral se parece quizás al trabajo de un agricultor enamorado de su tierra. Cava, abona, riega, con gran dispendio de energías…, pero nadie se ha preocupado de sembrar en ese campo ¡y los esfuerzos resultan estériles! Si la catequesis corresponde al tiempo del cultivo, el primer anuncio corresponde al tiempo de la siembra, y es esta siembra la que falta, en gran parte, en nuestra pastoral ordinaria” (Comisión de Catequesis del Lazio 2002).

Si miramos con atención veremos que el Directorio se detiene en analizar y describir especialmente el primer momento, el de la acción misionera que es la situación normal por donde hoy debemos empezar cualquier planteamiento evangelizador. Este giro pastoral es a lo que se refiere el Papa Francisco con numerosas expresiones: conversión pastoral, conversión misionera, Iglesia en salida

Analicemos brevemente los tres pasos escalonados que tiene esta acción misionera, según el Directorio

1. LO PRIMERO ES EL DON, EL TESTIMONIO, LA ESCUCHA, LA ACOGIDA…

A la hora de anunciar el Evangelio, hemos de empezar por el testimonio de alegría y el fervor que vive el evangelizador. Si no hay este fervor del Espíritu que nos impulsa a compartir el don recibido, es mejor que nos estemos quietos.
Después, desde un diálogo respetuoso, lo único que podemos hacer es escuchar a la otra persona y, desde la propia experiencia, suscitar interrogantes, preguntas, nuevas perspectivas de los problemas y de los temas…
En este primer momento, lo más contraproducente es intentar imponer nuestra propia visión moral o ideológica del tema, querer llevar razón, pues lo más posible es que provoque desconfianza y cerrazón en personas que están expuestas diariamente a cientos de invitaciones, reclamos, puntos de vista, nuevos productos…

En el inicio de la acción misionera, los clérigos (y las personas clericalizadas) lo tienen más difícil, pues existe en el ambiente una fuerte vacunación para que resbale toda propuesta que suene a autoritaria, vertical, paternalista o proveniente de la institución eclesial. De ahí que en este primer momento de la acción misionera, el protagonismo debería ser de los laicos, y los pastores permanecer en una posición discreta de apoyo. El problema está en que normalmente no tenemos muchos laicos capacitados para realizar estas tareas. ¡Y este es el reto! ¡Empezar con un pequeño grupo!

Los laicos viven de manera espontánea en muchas situaciones ordinarias donde es posible suscitar preguntas en el interior de las personas e incluso interés por otros puntos de vista, especialmente si se los muestra alguien de confianza desde su propia experiencia y abriendo su corazón por amor.

2. EL ANUNCIO PERSONA A PERSONA

Cuando hay una relación de confianza con las personas, desde la escucha, el respeto y la actitud de ayuda, en el momento apropiado, el evangelizador puede a través del diálogo suscitar el interés por el Evangelio. Es lo que llamamos el ANUNCIO «PERSONA A PERSONA» y que se puede realizar en el ámbito de un diálogo entre amigos y compañeros, entre familiares y seres muy cercanos…

Este INTERÉS despertado, sin ser todavía una decisión estable, crea las aptitudes necesarias para la aceptación de la fe.
La Iglesia denomina simpatizantes a los que muestran esta inquietud.

En varias ocasiones he participado en actos misioneros en plazas o visitando los domicilios de las personas. En ambos casos la experienia ha sido un absoluto fracaso. Las personas están hartas de que las asalten todo tipo de organizaciones y empresas con ánimo de venderles o colocarles algún producto y por ello están muy impermeabilizadas. Sólo desde la confianza y desde las relaciones humanas es posible hoy superar esas barreras. De ahí que los movimientos muy cerrados o las comunidades que viven autorreferenciales tengan poco futuro, pues sólo generan relaciones significativas internas y son percibidos como tipos extraños o gente rara, imposibilitada por ello para suscitar una referencia deseable de vida y de sentido. 

3. EXPERIENCIA ECLESIAL DE EXPLICACIÓN DEL KERIGMA

El paso definitivo de la acción misionera será la invitación a una experiencia eclesial de explicación del kerigma, preferiblemente en el seno de una comunidad cristiana y a ser posible dentro de la Parroquia por dos razones: 1) porque no evangeliza una sola persona, sino toda una comunidad y 2) porque sólo una comunidad puede acoger y hacer crecer la semilla de la fe sembrada. Es en la comunidad cristiana donde se hace visible la realidad del Evangelio como forma de vida: el amor, la acogida, la fraternidad, el acompañamiento, el discernimiento, etc.

Esta etapa de explicación del kerigma (tipo Alpha, Cursillos, Emaús…) es fundamental para la acogida del anuncio y para que se produzca un encuentro personal con Cristo y la consiguiente respuesta y CONVERSIÓN INICIAL.

Sin esta convesión inicial (que suscita el interés y el deseo de conocer más a ese nuevo Amigo) no se podrá dar el paso a la ACCIÓN CATEQUÉTICA, discipulado o catecumenado, en el que «los que se han encontrado con Jesucristo sienten un creciente deseo de conocerlo más íntimamente, haciendo así explícita una primera opción por el Evangelio.»

Existe otro peligro que es quedarnos sólo en el primer momento, pero eso lo trataremos en otro artículo.

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