¿Te animas a vivir un Cursillo de Cristiandad?

🌈 Del 29 de Junio al 2 de Julio un nuevo Cursillo de Cristiandad tendrá lugar en la Casa de Espiritualidad de San Juan de Ávila en la Yedra.

Puedes inscribirte en el siguiente enlace ➡️ https://forms.gle/opwcioQqhHhWBzGs5

Os dejamos el testimonio de nuestro cursillista Pablo que realizó el Cursillo de Cristiandad 326 de nuestra Diócesis de Jaén, para que podáis conocer su experiencia, la cual invita a vivir esta bonita experiencia.

“Mi vida de cristiano ha sido común, mi familia me ha educado en valores cristianos, me invitaban a participar de las misas de los domingos, de buscar a Dios en misas entre semana y adoraciones, a tenerlo en mi vida. Pero el Dios que yo veía era un Dios lejano, que desde el cielo veía como pasaban las cosas, y decidía si irías al cielo o al infierno, al que había que implorar y llenar de gloria de forma reverencial. Y así transcurrieron 26 años de trato con Dios, frío, distante y poderoso. No fue hasta el finales de 2021 que me invitaron a participar en un cursillo de cristiandad, al que iba más por curiosidad que por fe, y con pocas expectativas. En el cursillo descubrí el amor de Dios, descubrí su incondicionalidad, descubrí que por encima de la justicia o el castigo, Él ponía el amor, que no veía mis pecados de la misma manera que los veía yo, porque Él tiene una mirada llena de amor. A su vez pude experimentar la presencia física del Espíritu Santo, un calor recorriendo mi cuerpo, hablándome y mostrándome que ahí estaba Él esperándome, que llevaba 26 años esperándome. Puso en mi corazón una semilla, que poco a poco empezaría a dar fruto, que me invitaría a buscarle en los sagrarios más a menudo, a frecuentar la eucaristía, a verle en todos lados, y a enseñarme que mi Padre amoroso está esperándome todos los días. Con tiempo, decisión y esfuerzo, igual que requieren todas las relaciones, mi relación con Dios comenzó a estrecharse, y gracias a ello puedo día a día mejorar para acercarme a Él y tratar de ser hijo de Dios. Porque pasé de ver un Dios frío y gris, a ver un Dios de colores”.